



Elegir bien los ingredientes desde el principio evita la mayoría de los errores y frustraciones posteriores. No es el lugar para economizar demasiado ni para experimentar con marcas desconocidas en tu primer intento.

¿Por qué calentamos la leche? Este paso mejora significativamente la textura final del yogur. El calor desnaturaliza ciertas proteínas de la leche, permitiéndoles formar una red más firme durante la fermentación. También elimina algunas bacterias competidoras que podrían interferir con los cultivos del yogur.
Este movimiento delicado pero completo permite que los cultivos se distribuyan de forma uniforme por toda la leche. Cada zona del recipiente debe contener bacterias activas para que la fermentación sea pareja en todo el volumen.


Pequeños ajustes en temperatura y tiempo suelen resolver la mayoría de los problemas. No necesitas cambios dramáticos, solo refinamientos graduales basados en observación cuidadosa.

"Hacer yogur casero no es talento innato. Es conocimiento aplicado con paciencia."